El histórico juicio penal contra Donald Trump, que comenzó hace más de un mes en Nueva York, ha entrado esta semana en su etapa final tras la presentación de explosivos testimonios.
El proceso legal investiga al expresidente estadounidense por presuntamente alterar registros contables para encubrir pagos destinados a ocultar historias perjudiciales, incluidos escándalos sexuales, con el fin de influir ilegalmente en las elecciones de 2016. El lunes, la Fiscalía concluyó su trabajo tras interrogar a cerca de 20 personas.
Rápidamente, el juicio pasó a manos de la defensa de Trump, que presentó solo dos testigos. Sin embargo, estos fueron suficientes para generar momentos de tensión entre el juez encargado del caso, Juan Merchán, y el exfiscal federal Robert Costello, uno de los testigos llamados por la defensa.
Este martes, los abogados de la defensa terminaron su caso sin llamar al estrado a Trump. Jim Trusty, exabogado de Trump, declaró a CNN que fue una buena decisión que el expresidente no testificara, ya que podría haberse expuesto a su vida privada ligada a la actriz porno Stormy Daniels. La estrategia de la defensa se centró en deslegitimar al testigo clave, Michael Cohen. «Si no crees lo suficiente en Michael Cohen, no puedes condenar», indicó Trusty.
Antes de que comenzara el juicio, Trump había asegurado que testificaría para «decir la verdad». Sin embargo, el lunes evitó pronunciarse sobre si finalmente subiría al estrado, algo que se confirmó al no ser llamado a testificar este martes.
«Este caso debería ser desestimado, ni siquiera debería haberse presentado. Y el juez es muy conflictivo, es un juez corrupto. Y ha interferido con una elección», declaró Trump ante los medios.
Con esta nueva fase, comienza la cuenta atrás para la conclusión de este juicio penal sin precedentes contra un expresidente de EE. UU., mientras persiste la incógnita de si Trump prestará o no testimonio.