Según la evaluación anual de la Administración de Control de Drogas (DEA), los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) están en el epicentro de lo que la agencia describe como «la más peligrosa y mortal crisis de drogas que Estados Unidos haya enfrentado», especialmente en relación con el tráfico de fentanilo y anfetaminas.
El informe de la DEA, presentado recientemente, detalla cómo estos carteles operan laboratorios clandestinos en México para la producción de drogas sintéticas, así como la logística que emplean para adquirir precursores químicos, principalmente de China. Además, resalta la importancia estratégica de los puertos mexicanos en el Pacífico y el Golfo de México en sus operaciones.
El fentanilo emerge como la droga más letal, según los reportes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), con cifras alarmantes de mortalidad en los últimos años.
Con ambos carteles como «la principal prioridad operativa de la DEA», el análisis destaca la situación incierta del liderazgo del Cartel de Sinaloa tras el arresto y condena de Joaquín «El Chapo» Guzmán. Se menciona que el papel de Ismael «El Mayo» Zambada está en cuestión debido a informes sobre problemas de salud.
El Cartel de Sinaloa, sin un líder central, se fragmenta en cuatro grupos cooperativos, mientras que el CJNG, dirigido por Rubén “El Mencho” Oseguera-Cervantes, opera como un modelo de franquicia.
La compleja red de conspiradores asociada con los carteles incluye transportistas internacionales, funcionarios corruptos, constructores de túneles y lavadores de dinero, con un creciente uso de servicios de lavado de dinero chinos.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha aclarado la producción de fentanilo en el país, señalando que, aunque se produce en México, Estados Unidos y Canadá también tienen una participación significativa en su producción y tráfico.
El informe destaca la facilidad y bajo costo de producción de drogas sintéticas en México, lo que genera altos beneficios para los carteles. A pesar de su incursión en drogas sintéticas, los carteles, especialmente el de Sinaloa, siguen activos en el comercio de drogas tradicionales como cocaína, heroína y marihuana.
Aunque se reconocen los esfuerzos de los gobiernos mexicano y chino para controlar el tráfico de precursores químicos, el flujo de estos insumos hacia México continúa siendo un desafío.
