OPINIÓN: Hermano vs. Hermano

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Por Ricardo Vela 

Es lamentable cómo vivimos en una sociedad que nos permite mostrar lo peor de nosotros mismos. Es indignante y casi increíble el hecho de que sean el presidente y sus asesores los que abiertamente motiven y condonen la violencia, el racismo y la anarquía que impera en nuestra sociedad. Me pregunto si su objetivo es destruir el núcleo mismo de nuestra sociedad y poner hermano contra hermano.

Si bien es cierto que hace tres años Estados Unidos era el país más fuerte y respetado del mundo debido al trabajo duro de todos los inmigrantes que con el sudor de su frente, con las llagas en sus manos y el cansancio en sus espaldas han hecho grande a este país.

«Hemos perdido nuestra autoestima al aceptar que vivir bajo la violencia está bien, que algunas vidas importan más que otras»

Hemos perdido nuestra autoestima al aceptar que vivir bajo la violencia está bien, que algunas vidas importan más que otras. Hemos hecho a un lado nuestra dignidad, nuestro valor como seres humanos cuando al observar en el supermercado a una mujer insultar a otro ser humano sólo por el color de su piel, por sus costumbres y no decimos nada.

Cuando ponemos excusas para el agente de la policía, que mató a un sospechoso sólo porque era un hombre de color. ¿Y qué pasa con los otros oficiales que estaban allí y no hicieron nada para salvar una vida? No me importa si fue la vida del transgresor. Dejamos de ser humanos cuando el oficial de la policía que juró protegerme mira al otro lado cuando miembros de la guerrilla se apoderaron de varios capitolios estatales por todo el país.  

Me llena una impotencia cuando el «presidente» del país que tanto amamos pone excusas para estos terroristas nacionales. Pudiera ser que compartas mi impotencia, espero que también coincidas conmigo al pensar que hay un curso de acción que podemos tomar. Sólo entonces, nos daremos cuenta de lo fuertes que somos.

Te invito a no responder con violencia, sino a volver los ojos hacia ti, hacia el tu interior y al hacerlo pregúntate: «¿Qué estoy haciendo para cambiar todo esto?». ¿»Estoy haciendo lo suficiente»?

Tu respuesta es tuya, y sólo la tuya. Pero tus acciones o la falta de ellas son las que nos afectan a todos.

Las opiniones emitidas en esta columna son responsablidad de quien la escribe y no 
reflejan necesariamente la línea editorial de este medio. 

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