Por Uriel Posada – Opinión
Así, como la foto de portada, quedó la visita del presidente mexicano, Andrés Manuel López obrador, a su homólogo estadounidense, Donald Trump para celebrar la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio, o el T-MEC.
Fue, a mi punto de vista, una visita chiquita donde vimos a un AMLO disminuido ante un jefe de Gobierno que hizo y hace de la xenofobia y el insulto a los mexicanos, y a otras minorías en el país, una de las directrices de su discurso para continuar el poder.
“En vez de agravios hacia mi persona y (…) hacia mi país, hemos recibido de usted comprensión y respeto”, afirmó López Obrador.
A quien ha llamado reiteradamente a los mexicanos violadores y delincuentes, le reconoció “ser cada vez más respetuoso con nuestros paisanos mexicanos”.
«López Obrador perdió la oportunidad de denunciar personalmente las políticas de Trump. De nuevo, igual que la foto de portada, se quedó chiquito»
A quien ha perseguido implacablemente a millones de inmigrantes indocumentados mexicanos, le agradeció “que no ha pretendido tratarnos como colonia”.
A quien ha echado a jóvenes estudiantes mexicanos de Estados Unidos y separado familias, le dijo que “agradezco su comprensión y la ayuda”.
A quien ha obligado a México a detener a los migrantes centroamericanos y le ha forzado a aceptar en su territorio a los solicitantes de asilo, le agradeció que “usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía”.
A quien obligó a México a renegociar el hoy extinto TLCAN bajo amenazas y chantajes, resultando un T-MEC que favorece a Estados Unidos, dijo “usted se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto”.
Hágame. Usted. El. Favor.
Antes de llegar a la presidencia, López Obrador había criticado duramente a Donald Trump. Como candidato, en el 2017, el presidente mexicano recorrió Estados Unidos para dirigirse a las comunidades mexicanas y hasta les prometió defenderlas una vez electo. Todo esto fue puesto en el libro “Oye Trump” donde el ahora mandatario mexicano calificó al muro fronterizo como un monumento a la crueldad. En su visita a la Casa Blanca, AMLO quedó mudo. Aunque comprendo que la diplomacia debe estar por encima de todo, López Obrador perdió la oportunidad de denunciar personalmente las políticas de Trump. De nuevo, igual que la foto de portada, se quedó chiquito.
La verdad no sé lo que ganó el líder mexicano con esta visita, pero estoy seguro que Trump utilizará la ceremonia de firma del tratado comercial como parte de su campaña electoral en su intento de ganar un segundo mandato.
Los seguidores de López Obrador probablemente dirán que las palabras de AMLO en el Jardín de las Rosas junto a Trump, formaron parte de una estrategia, de una buena estrategia. Yo digo que no lo fue. Como dicen muchos, La sumisión nunca es buena diplomacia. Ejemplo vivo es el sometimiento pleno de México a las demandas de Trump sobre inmigración. Estas demandas han dado pie a una catástrofe humanitaria por toda la frontera del norte del país y ha erosionado el trato humano de México de los inmigrantes.
Pienso que el espectáculo de la visita de AMLO a Trump quiso dar la apariencia de una relación de pares: creo que fue lo opuesto. La actual relación entre México y Estados Unidos no tiene balance y se basa en demandas y caprichos del país de las barras y las estrellas. Por lo que vimos durante la visita de AMLO, la relación entre estos dos países raya en una obediencia y gratitud vergonzosa por parte de México.
López Obrador se fue de Estados Unidos con las manos vacías y con una imagen igual de chiquita como la foto de portada.
Hágame. Usted. El. Favor.